miércoles, 13 de febrero de 2008
Al otro lado del descampado
Cojeando, me esforcé por alcanzar la fila de niños que regresaban del recreo. Disimulando mi desconcierto, me atusé el pelo y recoloqué la camisa por debajo del pantalón . Los zapatos estaban manchados de barro pero nadie le daría importancia en un día lluvioso como aquel. Nadie tenía porqué saber que aquel barro procedía del otro lado del descampado. Miré mis manos, la sangre se había quedado entre las uñas, pero bien podía parecer chocolate reseco del almuerzo. Avancé unos pasos más y esperé mi turno para entrar. De repente, respiré feliz porque los muertos no pegan ni humillan ni gravan con el movil. Victorioso, me atreví al fin a mirar alrededor sonriendo abiertamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
uuuuuuuuuuuu me gusta.... me gusta mucho!!
A ver si hay suerte y ya sabré como empezar el próximo!!
Norma
Publicar un comentario