Por cada mujer fuerte, cansada de tener que aparentar debilidad, hay un hombre débil cansado de tener que parecer fuerte.
Por cada mujer cansada de tener que actuar como una tonta, hay un hombre agobiado por tener que aparentar saberlo todo.
Por cada mujer cansada de ser calificada como "hembra emocional", hay un hombre al que se le ha negado el derecho a llorar y a ser delicado.
Por cada mujer catalogada de poco femenina cuando compite, hay un hombre que se ve obligado a competir para que no se dude de su masculinidad.
Por cada mujer cansada de sentirse objeto sexual, hay un hombre preocupado por aparentar que está siempre dispuesto.
Por cada mujer que se siente atada por sus hijos, hay un hombre al que se le ha negado el placer de la paternidad.
Por cada mujer que no ha tenido acceso a un puesto de trabajo o salario satisfactoria, hay un hombre que debe asumir la responsabilidad económica de otro ser humano.
Por cada mujer que desconoce los mecanismos de un automóvil, hay un hombre que no ha aprendido los secretos del arte culinario.
Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación, hay un hombre que descubre el camini a la libertad.
(Poema anónimo)
¿Qué ocurre sin embargo cuando ese hombre y mujer encaminados hacia la libertad no coinciden en el camino? ¿Qué ocurre cuando la mujer del poema duerme cada noche con un ogro y el hombre del poema se despierta cada mañana con una barbie con aspiraciones de florero? La infelicidad se siembra y el maltrato se cosecha.
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