domingo, 24 de febrero de 2008

Reconquistar las calles

Las calles son nuestras, de las personas; tal vez incluso de los animales. Pero no de los coches, ni aparcados ni en movimiento. Ni de las motos. Ni de las furgonetas que se detienen en cualquier parte para descargar. Las calles son nuestras y sin embargo no las podemos disfrutar. Con dificultades serias paseo con un coche de niño; difícilmente puede una persona en silla de ruedas hacer la compra por las tiendas de mi barrio. Las aceras son tan estrechas, que si te detienes a hablar con la vecina, interrumpes el tránsito de los demás usuarios de la acera. Y para los niños, jugar en la calle es casi imposible.
En frente de la casa en la que viví de niña, había un extenso descampado con montañas de tierra y profundos socavones. No quiero idealizar un lugar abandonado por el Ayuntamiento, que tardó años en hacer el prometido jardincillo; ni quiero olvidar los desechos acumulados y la basura esparcida por doquier. Pero oye, para los niños, aquello era un paraíso. Y vaya, el jardín también lo fue, pero entre el cemento, el césped que ni lo olías, pues eran parterres vallados a los que solo accedían los perros para cagar y que, por supuesto, que quedó prohibido jugar a la pelota, creo que todos los niños del barrio nos quedamos muy despagados con el nuevo espacio público y añorados de nuestro querido descampado.
En fin, no es que no me gusten los jardines pero es que hay tan pocos, están tan masificados y muchas veces tan sucios, que dan pena. Y sobre todo, me da mucha pena que sólo en esos parques y jardines se pueda jugar. Me entristece que los niños no pueda jugar en las calles y que los adultos no podamos pasear tranquilamente. Por eso, estoy tan contenta con que en el barrio de Sants un grupo de niños haya conseguido lo imposible: reconquistar la calle Finlandia y hacerla suya aunque sea tan sólo un día a la semana. Esta calle se cerrará al tráfico los domingos de 11 de la mañana a 9 de la noche y los niños podrán pintar con tiza un sambori en el suelo, jugar al escondite por los portales y a pillar de un lado al otro de la acera.
¿Por qué no copiamos la iniciativa y conseguimos que en cada barrio haya unas zonas peatonales al menos los domingos? ¿Por qué no reconquistamos nuestras calles?

5 comentarios:

Norma dijo...

Tienes toda la razón. Ese descampado (con huerta incluida en la que se podía comprar) era un auténtico mundo a parte... dicen que los niños cada vez son más solitarios y no me extraña. No tienen la posibilidad de encontrarse en la esquina, el banquito o el árbol de siempre... yo apuesto por el desarrollo pero... a qué precio?

jax dijo...

que grande este escrito... lo lei en la vanguardia del domingo...

sí,sí... aunque cueste encontrarla a veces, también tenemos la vanguardia en madrid, y para mi leerla un domingo por la mañana desayunando una caña y un pincho de tortilla es la gloria...

Norma dijo...

Jo... un pincho de tortilla...

jax dijo...

ay ke tortillera eres...

jejejje

Anónimo dijo...

TE DOY DOS DÍAS PARA QUE ACTUALICES ESTE BLOG... VERGÜENZA ME DARÍA...